Puede pasar que esto es la vida real. Que no es una película. Que aquí los buenos no son buenos y hermosos y tienen amigos, y los malos no son feos y quieren dominar el mundo. Aquí, los mayores problemas de cada uno están dentro de sí mismos. Las princesas, después de casarse con el príncipe azul que las libera, no comen perdices. Tienen una vida de problemas que resolver, de dinero que ganar y de gente con la que lidiar. En la vida real no todo es tan fácil y bonito como en la desilusión, y lo más habitual es, tarde o temprano, caer en el desánimo.
Sin embargo, en vez de dejarnos llevar por la tristeza y la desilusión, no debemos aguantarlo. No debemos caer en la rutina en la que intentan que caigamos. Siempre es posible vivir intentando pillar a un gato sonriendo, o un pequeño fantasma que aparezca para pedirnos que le invitemos a entrar en casa. Siempre habrá un dragón rugiendo, esperando las órdenes que su maestro le da. Un mago que, al agitar su varita, obtiene efectos maravillosos. Personas que sepan sacar sus garras a las adversidades. Unos guerreros que, con sus armas llameantes, traten de mantener la paz en la Galaxia. Por ellos, debemos sonreír cada día. Porque el mundo no necesita más tristeza. Necesita más gente que sonría. Más gente con ilusión. Os necesita a vosotros. Te necesita a tí, tú que estás leyendo esto. Yo te necesito. Puede que te parezca que el mundo está igual sin tí, que no vale la pena... Pero, créeme, hoy en día las sonrisas son un bien escaso. Nadie rechaza una sonrisa, y, muchas veces, puede que ayudes a alguien que lo está pasando mal.
Sonríe, por favor. Yo te lo agradeceré. Los que te vean, aunque no te lo digan, te lo agradecerán.
Kithas Zhyreshak
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