lunes, 4 de junio de 2012

Débil

La noche es joven. Y jóvenes son nuestros protagonistas que, despreocupados, caminan por una calle secundaria de Nueva York charlando y riéndose. El día veraniego invita a pasear, y su procedencia, española, les empujaba a las calles y a las plazas a disfrutar y a pasear.
Sin embargo, quien sabe si, demasiado confiados en el aumento de seguridad que se ha producido en la metrópolis estadounidense tras los atentados islamistas, no han ido demasiado lejos.
En su ruta entre la creciente oscuridad, sólo aderezada con farolas cuya luz cubre parcialmente la calle, van dejando en sus respectivos apartamentos a sus amigos. A veces solos, a veces en parejas.

Y, eventualmente, sólo quedan ellos tres. Se dirigen a la casa de la chica, ellos dos acompañandola caballerosamente, cuando algo surgido de un callejón los toma por sorpresa, agarrando a la chica en su salida.
- Vaya, tres ratoncillos ciegos salen de su madriguera... No tenéis miedo a que os coma el gato, ratoncillos ciegos?- la penumbra no les impide ver el brillo del cuchillo que sostiene con la otra mano, dispuesto a hundirse en su carne.
- Tranquilo...- intenta calmarle el primero. Alto, con buena planta y una mata de pelo rubio. El héroe que toda chica querría. Y, además, era buena persona. No se podría pedir más.- te daremos nuestro dinero. Sueltala por favor.
Pero el asesino, un ser sucio y rastrero, siempre ha odiado a los tipos populares como él.- dinero? Oh, ya tengo todo el dinero que necesito. Ahora sólo quiero jugar. Vas a jugar conmigo, héroe?- el asesino esbozó una sonrisa oscura y tenebrosa mirándolo.
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Miré a David. Su cara de preocupación por la chica, por aquello que estaba pasando. Era todo un héroe, el si que sabía como actuar en cada situación. Sus ojos azules observaban al asesino intentando averiguar sus decisiones. Sin embargo, yo... Yo estaba cagado de miedo.

El asesino se cansó de esperar, y con su sonrisa macabra colgando del rostro se empezó a llecar a la chica hacia el callejón. Pero el héroe no iba a permitirlo. Con un rápido movimiento, se lanzó hacia el otro, mientras esté obtenía lo que había ido a buscar.

El balazo resonó por la calle vacía, junto con el grito del asesino. El arma cayó a los pies del otro chico. David, en un último movimiento, le había confiado a él la situación.

Cogí el arma lentamente mientras oía los ruidos de Miriam intentando deshacerse del asesino, y, cuando volví a mirar, este la había dominado y la tenía atrapada.

Estaba temblando. Sus piernas estaban hechas de mantequilla y a duras penas se sostenía en pie. Ya no digamos disparar. Joder, el no estaba preparado para esas situaciones. Estaba cagado de miedo. Y el asesino lo sabía. Le hizo una seña con la cabeza. - Qué, tú no vas a seguir los pasos de tú amigo el héroe?- el otro tembló violentamente mientras le apuntaba. No sería capaz de disparar.
- Venga, dispárame.

- el asesino retiró a la chica a un lado, despejando su cuerpo.- dispárame! No eres capaz, verdad? Eres demasiado débil, demasiado patético para disparar.- el chico temblaba aterrado como si el que tuviera la pistola fuese el otro y el se estuviera ofreciendo. Entonces se dio cuenta de que David aún se movía y de que intentaba decirle algo:- venga... Miguel... No dejes que te insulte así... Kjo, kjo... Tengo fe en ti... Salva a Miriam...- el asesino pareció encontrar muy divertido el dilema del chico de pelo negro, así que se acercó a David y lo pateó. Este gritó de dolor. - Mira como lo maltrató, idiota... Y tú no puedes hacer nada... Jajajaja... Mira que eres inútil, chaval... Mira que eres... Eh!- el arañazo le llegó por sorpresa, y ya chica empezó a rebatirse contra el con fuerzas renovadas. Sin embargo, una bofetada del asesino la detuvo en seco, dejándola balbucear... - Miguel... Por favor... Ayúdanos... Dispara... Ayuda a david... Huye y llama a la policía... Por favor, haz algo... Pero para el no era fácil. Se encontraba completamente bloqueado, pistola en mano. No era capaz de moverse. Estaban matando a sus amigos y el no podía hacer nada para evitarlo. - no ves que tú amigo es débil? No es capaz ni de salvar a sus amigos... No vale una mierda... Eres débil, chico... No puedes ni apretar el puto gatillo... Pero un moribundo David aún tenía algo que decir.- no... No es débil... Es mi amigo.. No... No te atrevas a subestimarlo, porque yo creo en.. Creo en... Esta vez el asesino pasó de él, y le volvió a hablar directamente a miguel. -Bueno, si no vas a hacer nada por lo menos déjame que yo me lo pase bien. Preciosa, no te voy a mentir... Esto te va a doler más que a mí. ... Señor, los hemos encontrado. Parece ser que los han asaltado.- las líneas del suelo delimitaban el lugar donde había caído sus cuerpos. El había sido disparado en el estómago y apaleado hasta morir. Ella probablemente habría sufrido abusos sexuales antes de ser apuñalada doce veces. La escena del crimen, un callejón de las afueras de Manhattan, se iluninaba bajo el sol del amanecer mientras los agentes acordonaban la zona. Sin embargo, había una tercera víctima. "Eres débil", había dicho aquel hombre. Y acaso no tenía razón? Acaso no había asistido impotente a la tortura de su mejor amigo y de la chica de la que llevaba enamorado cuatro años? Acaso no tenía una pistola en las manos mientras ese hombre abusaba de ella en la noche? Acaso no le habían encontrado los agentes, derrumbado en el suelo y con la pistola intacta, varias horas después? Lágrimas de impotencia corrían por sus ojos, porque, a pesar de que los agentes le habían dicho que era normal sufrir un shock emocional de ese tipo y bloquearse, el sabía que no era verdad. El sabía lo que había sabido el asesino desde el principio. QUE ERA DÉBIL.

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