Fragmento escrito por RIOCO para KITHAS
Y ella cocinaba, y de repente comenzaba a cantar, mal, aunque para él su divertida sonaba como una oda a la alegría. Alegría que le parecía ella provocaba a conciencia cuando pasaban ya demasiado rato serios. Si, era entonces cuando se giraba, coro incluido, hacia él, que la mira como siempre, con esos ojos entrecerrados y la sonrisa, amenaza tentadora, y señal para ella de que su plan iba siendo un éxito. Porque él ya la conocía, y no necesitaba ninguna otra señal para comenzar la siguiente estrofa, que no mucho mejor colmaba los oídos.Entonces ambos sonreían felices, evocando recuerdos a cada silaba, aunque cada una sonara un poco diferente, no por lo desafinados que pudieran ser, sino por aquellas huellas que quedaban tras cruzar fronteras, huellas de media vida a cada extremo del mundo, de personas y cosas dejada atrás, con dolor y sacrificio. Porque la vida no son dos días. Lo que un día fuimos es parte de lo que somos, y parte de lo que somos, seremos en un futuro. Y esas huellas en tu garganta, esas que te dan la tonada, que no puedes quitar aunque quisieras, son parte de tu historia y lo será de quienes la escuchen.
Y a pesar de todo, a pesar de lo recorrido, ella seguía siendo tan ella cuando oía una canción y sin poder evitarlo comenzaba a bailar, y el seguía siendo tan el cuando las fechas del calendario volvían a coincidir y su sangre le llevaba a su tierra.Ellos eran tan ellos aun cuando ese regusto a quemado de la cena inundara sus bocas, y ella, ya habiendo pedido encarecidamente disculpas y él habiéndola encarecidamente disculpado, seguía con esa mirada de “perro que tiro la olla”, como ella prefería decirle. Pero no importa, era algo que nacía inconscientemente, aun sabiéndose disculpada, aun sabiendo que luego, por esa distracción de cantar y dejar la comida quemarse, él le agradecería con creces, aun sabiéndolo todo, ella seguía sin saber cuánto él la amaba y como esa mirada de “perro que tiro la olla”, le causaba tanta ternura.Porque a ella aun le escocía algo en el pecho al verle tan lejos de lo suyo, sin llegar a comprender que lo suyo estaba allí, acompañándolo junto a las huellas en su garganta.
Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario