miércoles, 21 de marzo de 2012

Das Ende


- Entonces...- se sentó junto a él, en el suelo, rodeando sus rodillas con las manos.- ¿Es esto el final?
-Sep.- Dijo él, mirando la lata que había en su mano y echándole un trago. ¿Todo había acabado? ¿Ya? No quería pensar en ello... Pensar que todos los milenios de evolución del mundo, de la vida, del ser humano... acabarían en eso... Era algo desolador. Pero el comentario de él la sacó de sus pensamientos.- ¿No te parece que es una escena increíble?- Ella lo miró, extrañada. Sus pensamientos, su mirada triste... miraba a la nada, advirtió cuando siguió su mirada. Al horizonte. Y sonreía.- Nunca se había sentido otra paz como esta, verdad? Al menos, yo creo que no podría vivir en otro momento.- Ella seguía extrañada por sus palabras. El fin llegaría de un momento a otro, sin embargo, allí estaban, en esa nave, disfrutando del día.
- A decir verdad, el final sólo puede ser un suspiro, ¿verdad?- Dijo él.- Cuando todo empezó, la gente entró en pánico. Era de esperar. Los más estúpidos, sin saber otra manera de demostrar que la vida estaba en sus manos que quitándosela... Sin embargo, después, creo que lo comprendieron. Entonces, ocurrió el milagro.- Ella sabía de qué milagro hablaba. Ya no importaba nada. Todos iban a morir. Una vez asumido eso, sólo quedaba disfrutar del final. Era algo que él había entendido antes que nadie. La gente se había reunido con sus seres queridos, y, cogiéndolos por los hombros, habían salido a las terrazas, a los balcones, a la calle... y simplemente, habían disfrutado del final. De la calma después de la tormenta. -¿Te has despedido de todos, ya?- Dijo él, con una sonrisa tranquila.- ¿Qué crees que pasará... después? ¿Acaso crees que todo se acabará y volverá a empezar exactamente igual? ¿Que viviremos en otro mundo? ¿Que intercambiaremos los papeles?
- ¿Qué crees tú?
- Yo creo... que se acabará todo. Sin más. ¿No te parece hermoso? El final. Los créditos. Ya nada importa. Ni el petróleo. Ni el dinero. Ni nada.- Se recostó contra la pared de cemento. Las nube, en el firmamento, seguía girando sobre sí misma, dorada y con un aspecto tranquilo aunque amenazador. El final.
Histeria. Miedo. Incertidumbre. Pero no aquello. Ningún sociólogo había previsto que, después del horror, llegara la paz. Todos lo habían entendido. No había razones para enfadarse. Sólo para disfrutar de los créditos y del aplauso del público.
- Bueno... Ya que no nos veremos... me alegro de haberte conocido, al final.
- Y yo.
Sonrió.
Ella sonrió también.

lunes, 19 de marzo de 2012

Entonces...

¿Qué pasará cuando el Gato de Cheshire deje de sonreír?¿Cuando el Sin Cara tire la máscara? ¿Qué pasará si Charizard deja de echar fuego? ¿Cuando los lightsaber no se enciendan?¿Cuando Wolverine no pueda sacar sus garras? ¿Cuando Harry ya no tenga su varita? ¿Cuando la Bella durmiente es rescatada por el príncipe de las garras del malvado dragón?


Puede pasar que esto es la vida real. Que no es una película. Que aquí los buenos no son buenos y hermosos y tienen amigos, y los malos no son feos y quieren dominar el mundo. Aquí, los mayores problemas de cada uno están dentro de sí mismos. Las princesas, después de casarse con el príncipe azul que las libera, no comen perdices. Tienen una vida de problemas que resolver, de dinero que ganar y de gente con la que lidiar. En la vida real no todo es tan fácil y bonito como en la desilusión, y lo más habitual es, tarde o temprano, caer en el desánimo.

Sin embargo, en vez de dejarnos llevar por la tristeza y la desilusión, no debemos aguantarlo. No debemos caer en la rutina en la que intentan que caigamos. Siempre es posible vivir intentando pillar a un gato sonriendo, o un pequeño fantasma que aparezca para pedirnos que le invitemos a entrar en casa. Siempre habrá un dragón rugiendo, esperando las órdenes que su maestro le da. Un mago que, al agitar su varita, obtiene efectos maravillosos. Personas que sepan sacar sus garras a las adversidades. Unos guerreros que, con sus armas llameantes, traten de mantener la paz en la Galaxia. Por ellos, debemos sonreír cada día. Porque el mundo no necesita más tristeza. Necesita más gente que sonría. Más gente con ilusión. Os necesita a vosotros. Te necesita a tí, tú que estás leyendo esto. Yo te necesito. Puede que te parezca que el mundo está igual sin tí, que no vale la pena... Pero, créeme, hoy en día las sonrisas son un bien escaso. Nadie rechaza una sonrisa, y, muchas veces, puede que ayudes a alguien que lo está pasando mal.

Sonríe, por favor. Yo te lo agradeceré. Los que te vean, aunque no te lo digan, te lo agradecerán.
Kithas Zhyreshak